viernes, 18 de mayo de 2007

De los cuadernos de la Ciprianilla V

La próxima semana tenemos los dos días feriados, así que este día acordamos y diseñamos entre todos el trabajo con el que se evaluarán las conclusiones del trimestre, haremos un pequeño cierre, un mojón en el tratamiento de nuestro tema central. ¿Cuál es? Les cuento que he logrado darle un nombre al tema del año: “la permanencia de los clásicos”, aunque podría plantearse aun de modo más general como “la perdurabilidad en el arte”.

Escribo el tema en el pizarrón y les planteo que pensemos cuántas preguntas podemos hacer sobre ese tema: ¿por qué perdura algo en el arte?, ¿cómo perdura? (charlamos largamente acerca de modos vinculados a la materialidad: los soportes como el papel o el papiro o la piedra señalada y de estos modos pasamos a otros que dan lugar a nuevas preguntas que siguen), ¿quiénes hacen que perdure? (se refieren al poder que señala a los escritores que afirman su ideología, a los que hacen que una obra se venda y otras no, a los críticos de arte, a los escritores que retoman en sus textos otros anteriores y nos llevan o invitan a releer aquellos, etc.), ¿con qué consecuencias? (esto tiene que ver con qué modificaciones en nuestro conocimiento y en nuestra mirada sobre el mundo provocan las lecturas que conocemos: resonancias a la hora de leer el diario, por ejemplo; con cómo lo que hemos leído perdura en nuestra interpretación del mundo, en la vulgarización de ciertas imágenes de libros nunca leídos, etc.)

Entonces, les propongo que piensen cuál de estas preguntas les interesa indagar y que piensen en recuperar cómo todo lo trabajado hasta ahora les permite armar una hipótesis de respuesta sobre este asunto, que en otro momento del año podrán volver sobre otra pregunta, que ahora para acotar la investigación tomen solo una. Rápidamente se dan cuenta de que no hay manera de responder una sin aludir de algún modo a las demás, así que eso los tranquiliza.

Vemos que una investigación de este tipo puede luego mostrar sus conclusiones de diferentes modos, se discuten e intercambian algunos.

En la semana en que no nos vemos casi no recibo mailes con comentarios a la marcha del trabajo. Apenas dos días antes de la entrega algunos me escriben con preguntas sobre la consigna que me alarman por su desconexión con ella. Contesto haciendo saber mi enojo, además. Luego los trabajos resultan increíblemente buenos, personales y creativos en su mayoría y todos con gran dedicación.

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