domingo, 9 de septiembre de 2007

desarmada yo

“Las guerras seguirán mientras el color de la piel siga siendo más importante que el de los ojos.”
Bob Marley

“Mi arma mayor es la plegaria muda.”
Mahatma Gandhi


Cervantes fue soldado de la España imperial (participa en la batalla de Lepanto de 1571, padece el cautiverio en Argel), conoce y sufre las penurias de su oficio; actuó con valentía y atrevimiento tal como lo hace el Quijote.

En su discurso sobre las armas y las letras nos dice: ellas requieren tanto espíritu como las letras. Su fin es la paz. Con ellas se defienden las repúblicas.

Dedicarse a las armas cuesta la vida. En la batalla es cuando se gana el grado. Su mayor peligro es la tecnología porque desconoce el valor personal. Aunque es mayor el trabajo del soldado, es menor el premio. Es más fácil distinguir a dos mil letrados que a treinta mil soldados. El letrado puede sufrir en la vigilia hambre y desnudez, mientras el soldado a cada paso puede perder la vida.

Don Quijote manifiesta a cada instante esa rivalidad entre el hombre de acción y el de las letras.

Es la proyección de la misma vida de Cervantes. Amó las armas y sólo le dieron desilusiones. Con la prosa, la poesía y el drama alcanza el reconocimiento universal y gana el título de Caballero de la Palabra. Al igual que Cervantes, Don Quijote sufre todos los desgarramientos, porrazos, auroras y ocasos. Para él, la literatura nos hace meditar en términos de siglos, nos libera de prejuicios, es el arte del cuestionamiento. Como Cervantes su alma está pintada en el papel.

Armas y letras estuvieron siempre muy unidas, las palabras son tan poderosas como las armas, nos arrebatan, nos enloquecen y dan sentido a nuestras vidas. Pero las letras saben callarse, precisan del silencio. Y es en ausencia de las palabras cuando se les da demasiado protagonismo a las armas, y entonces hablan las guerras. Es muy difícil hablar con normalidad de las letras cuando las armas hablan de esa manera .Nos conectan con lo mas primitivo, con lo menos humano que tenemos.

La permanencia de los libros me gusta más que la de las guerras.

Hay historias que siempre están en nuestra cabeza divulgando: de manera silenciosa y sin hacérnoslo saber, se instalan bien adentro para salir de vez en cuando, el día que algún pasillo de subte nos hace sentirnos Edipo, o alguna situación extraña nos hace sentirnos pequeños, siendo acariciados por mamá y escuchando algún “había una vez…” Nos acordamos de los atractivos personajes, de sus vestidos y sus cuestionamientos. O nos acordamos de la trama de la historia, de las aventuras del quijote y de la peste en Tebas. Vivimos de nuevo, leemos de nuevo, y lo contamos diferente .Lo hacemos renacer.

Qué hizo trascendentes a la “Quinta sinfonía” de Bethoven, “Yellow Submarine” de The Beatles, “Escaleras al cielo” de Led Zeppelín. Pensemos que es lo que hace que mi papá y yo, en diferentes épocas podamos cantar “Rasguña las Piedras”

En la guerra de Malvinas perdieron la vida 649 soldados argentinos, y más de 300 combatientes se quitaron la vida al finalizar el conflicto.

En Vietnam han nacido unos 50.000 niños con malformaciones, hijos de padres rociados con el tóxico o expuestos a él a través de alimentos o agua contaminados. Hubo 58.000 muertos y 300.000 heridos.

La Segunda Guerra Mundial resultó en 55 millones de muertos en el mundo, y la Primera Guerra Mundial produjo aproximadamente ocho millones de muertos y seis millones de inválidos.

¿Qué es lo que hace a la perdurabilidad de las guerras?, ¿qué es lo que hace que los libros sean quemados, pero las guerras no?: ¿la conquista de un territorio?, ¿el enriquecimiento de algunos pocos debido a la venta de armas?

Sigmund Freud hablaba acerca del “tanatos”, el instinto de muerte presente en cada ser humano. Krishnamurti habla acerca de las guerras que mantenemos con nosotros mismos y dice que no cesarán los conflictos hasta que hasta que no haya paz adentro nuestro.

Hay algo del conflicto que es propio del ser humano y trasciende en el tiempo.

El arte une, las guerras separan. La música nos da, las guerras nos saca. Las letras nos dan cultura, las guerras nos deshumanizan.

2 comentarios:

Martina dijo...

1) El título me da ganas de leerlo.
2)El motivo de Las armas y las letras es mi preferido, aunque en mi trabajo no haya reflexionado sobre el mismo.(Creo que me arrepiento).Leer "Papá" me dejó bastante obsesionada con el tema...y con lo que escribiste me dan ganas de retomar el motivo y escribir algo.
3) Los datos que incluiste son muy interesantes. Uno siempre sabe de las consecuencias de los episodios mas atroces que ocurrieron en la historia y sinembargo no todos cuentan con el dato preciso de cuántas personas fueron víctimas directas (las otras somos nosotros)de esos desastres. Impresionante, pero necesario. Triste, pero una buena forma de entrar a mirar más detenidamente como muchas veces las armas le ganan a las letras y como al final las letras funcionan como testimonios y registros de esas barbaridades.

Nada màs, por ahora. Besos para vos danitingananga y para el resto del grupo.

Anónimo dijo...

muy buen blog