jueves, 8 de mayo de 2008

¿Qué recuerdo?


"Preguntas" de Gelman es un poema que no puede ser escuchado, debe ser leído. Pero tampoco debe ser leído de cualquier forma, sino con atención y paciencia, no se debe sucumbir a la falta de puntuaciones y de control en la escritura, por supuesto, hecha a propósito por el autor. Es más, esta falta de puntuación y este ordenado desorden es lo que nos hace querer adentrarnos cada vez más en la lectura, lo que nos obliga a crear puntos y comas donde no hay, nos obliga a decidir dónde empezar y donde terminar para darle, no un significado grupal, sino un significado personal al poema. Porque solo de esta forma crearemos la pregunta para buscar la respuesta.

Este poema, reiteramos, no tiene puntos, ni siquiera punto final, tampoco empieza con mayúscula. Por eso uno en este poema ve recuerdos debido a que los recuerdos no podemos saber ni cuando empiezan, ni cuando terminan, ni tampoco por qué decidimos qué recordar y qué olvidar. Porque si uno solo recordara las cosas buena todos sabríamos por qué se recuerda algo pero lo malo también. Se recuerda lo humillante y lo grandioso, lo pobre y lo rico, recuerdos de felicidad absoluta y también de desgracia rebosante. Entonces ¿por qué? ¿Por qué una persona en su sano juicio querría recordar el día que la novia lo dejó? Es fácil: los recuerdos nos sirven para no olvidar porque si olvidamos tenemos que volver a empezar a recordar. Si navegamos con la vela del olvido nunca llegaremos a destino.

Aunque a su vez el recuerdo nos ayuda a olvidar, recordando lo bueno uno olvida lo malo que hubo antes. Me acuerdo de la medalla y no del cansancio de la carrera. Todos involuntariamente decidimos qué recordar y qué no. Aunque muchas veces queremos olvidar el recuerdo, es imposible olvidar lo que se necesita recordar.

Ahora ¿por qué en el poema no hay comas? También es sencillo, las comas no solo son una ayuda de escritura, la coma, muchas veces, es una ayuda sentimental, cuando uno quiere parar, no puede hacerlo en el medio de una oración, aunque quiera. No importa si ya su mente está desgarrada de tanto leer o si su vista está nublada por las lágrimas de una carta. ¡No se puede! Hay que esperar la coma, o el punto. Y el poema de Gelman no te deja parar, querés hacerlo, el poema te confunde, no estás acostumbrado, pero no podés, no hasta el final, que tampoco sabés si es el final. ¿Quién me dice que del otro lado de la hoja el poema no sigue y no podremos nunca descansar ni ordenarnos? Con los recuerdos es así, uno no puede parar de recordar aunque quiera, recuerda segundo a segundo todo el tiempo. Es imposible parar porque los recuerdos tampoco tienen comas. Es así como en el poema necesitamos seguir para poder parar en la vida.


Lau, Mati, Keko


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