miércoles, 25 de julio de 2007

Conocerse en las diferencias

Una de las primeras tareas del calendario didáctico es el famoso (buah...) diagnóstico. Para los que no conozcan este bonito tiempo de la relación escolar o académica, se trata de un período de entrada en conocimiento mutuo, entre docente y alumn@s; a veces, también, entre compañer@s de curso. Quitémosle, entonces, toda connotación vinculada con la búsqueda de la enfermedad o déficit, que de eso no se trata.

Entre l@s compañer@s de equipo del Departamento de Lengua, habíamos decidido trabajar con dos textos con los que nos viene gustando mucho lo que producen en el aula: ningún silencio, muchas discusiones, siempre algún nuevo tema, la observación de algo que no habíamos escuchado ya... Todavía no nos aburrimos. Y sumamos uno a la lista, que vino como anillo al dedo.

En esta primera etapa, entonces, queremos saber qué y cómo leen nuestr@s alumn@s, desde dónde, textos ficcionales y no ficcionales. (La verdad, debería decir supuestamente textos literarios y no literarios, pero con los de Sandra Russo, por suerte, establecer líneas netas entre estas categorías y dejar afuera el periodismo resulta difícil. Lo sabemos, lo hacemos a conciencia, lo mismo que en tercero con artículos de Leonardo Moledo...)

La batería -a ver si dejo las digresiones de una vez por todas- del comienzo de 4º año está armada con un cuento de Liliana Hecker, clásico ya: "La fiesta ajena" y dos ensayos periodísticos (invento un nombre, ya lo sé) de Sandra Russo: "Tela rasgada" y "El suavizante de Marcela".

Unos cuantos días de lectura y discusiones, fueron a dar en la consigna de escritura (lo que viene puede no resultar para much@s una "consigna" pero hizo escribir, así que... chupate esa mandarina): releé los textos trabajados en estos días buscando relaciones, entramados sobre ellos a través de las discusiones llevadas adelante en el aula, y escribí, inspirándote en ellas (en las relaciones, no necesariamente en los textos) algo muy personal, algo que te haga sentir muy cómodo de escribir, que te permita mostrar lo mejor de tu voz: lo que sos capaz de escribir cuando no estás sujeto a la obligación de responder a una consigna escolar, digamos...

A esa consigna responden los textos (canciones, cuentos, ensayos de opinión) publicados aquí bajo la etiqueta "yo escribo".

(Y esta entrada mía es un dislate de asociaciones libres, una invitación a la lectura digresiva, muy engorroso seguramente para un bloguero que se obligue a entrar en cada vínculo, qué va a hacer... Será que Danita me escribió hoy contando que andaba buscando qué leer.)


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