Luego de tener una visión general del libro y conocer en profundidad todos los actos, decido dirigirme al Teatro San Martín a ver Un Enemigo del Pueblo. Sentado a media sala, sin estar muy adelante ni muy atrás, comienzo a situarme en la obra. De esta manera creo estar en fines de 1800, en un pequeño pueblo liderado por burgueses acaudalados. Me siento un habitante de un pueblo que prosperó por lo mismo que luego se hundiría, y no por cualquier cosa digo "hundiría".
Ibsen pone en el centro un tema que se repetiría en varias de sus obras, el agua; como el agua tiene protagonismo en "La Dama del Mar", otra obra del noruego. Esta agua repetitiva para Ibsen ocasionar el conflicto en la obra. Dr. Thomas Stockman descubre que esa agua curativa, la que le había dado al pueblo prosperidad en los últimos años, se transformaría en un factor contaminante para toda la sociedad. Los estudios científicos del doctor lograban hacer vacilar la conciencia de los políticos y clase alta del pueblo, pero a la vez develar la pura verdad del hecho haría vacilar y por qué no hacer caer su posición y la de su familia dentro de su comunidad.
Mientras el pueblo se confunde, opina, critica, dialoga y acusa, de repente me vi dentro de esa masa de pueblo, muy bien representada tanto taeatralmente como en el texto. Uno queda con la opción de elegir de que lado está: el pueblo y la clase política se inclinan a culpar al personaje principal . Pero luego de sentirme uno más del pueblo, observo la reacción y la decisión del doctor, que basándose en sus principios y siendo presionado para negar lo investigado decide seguir adelante y logra dejar en claro delante de la sociedad y la prensa, la corrupción de la clase politica y empresarios.
Aquí es donde veo la relación con El Ingenioso Don Quijote de la Mancha, no tanto por el contexto ni por los hechos en sí, sino por la actitud de ambos protagonistas principales en el realizar lo que ellos desean sin importarles la opinión pública. Mientras Quijote se enamoraba de sus libros y de su "propia" realidad, asimismo lo hacía el doctor con sus investigaciones sobre el agua y con el coraje y valentía de sacarlo a la luz sin detenerse ante un porvenir más que anunciado. Ambos personajes hicieron lo suyo, sea con fines más importantes o menos, ambos realizaron lo que sentían, pero sin importarles los murmullos o los gritos de todo el pueblo.
Pero de esta manera queda expuesto el pueblo a ser una pequeña representación de la ideología de la clase política. Aquí es donde encuentro lo más interesante de la obra de Ibsen. La actitud no del enemigo, sino del pueblo. Ese silencio parcial que hace el pueblo frente a lo ocurrido remite en muchas realidades actuales o a algunas del pasado. ¿Por qué no podría recordar años nefastos para la historia argentina en los que la toma del poder por militares provocaba silencios en el pueblo más que llamativos? Este pueblo se veía rodeado de silencios que, en este caso, no es de los inocentes sino de un pueblo que poco de inocente tiene y sabe lo sucedido, pero prefiere callar, la oscuridad, el agua tóxica.
Pero a la vez ese pueblo era Yo en la obra, yo sentado en mi butaca me sentía uno de ellos, me sentía un prisionero más del silencio político corrupto que, muy bien representado por Sergio Renán, logra que el público se identifique y haga que cuando termina la obra uno diga... ¿Entonces yo era ese pueblo silencioso? o quizas yo soy ese pueblo silencioso. Una historia de hace más de 120 años da el mismo resultado en una realidad mucho más cercana y presente .
Ibsen pone en el centro un tema que se repetiría en varias de sus obras, el agua; como el agua tiene protagonismo en "La Dama del Mar", otra obra del noruego. Esta agua repetitiva para Ibsen ocasionar el conflicto en la obra. Dr. Thomas Stockman descubre que esa agua curativa, la que le había dado al pueblo prosperidad en los últimos años, se transformaría en un factor contaminante para toda la sociedad. Los estudios científicos del doctor lograban hacer vacilar la conciencia de los políticos y clase alta del pueblo, pero a la vez develar la pura verdad del hecho haría vacilar y por qué no hacer caer su posición y la de su familia dentro de su comunidad.
Mientras el pueblo se confunde, opina, critica, dialoga y acusa, de repente me vi dentro de esa masa de pueblo, muy bien representada tanto taeatralmente como en el texto. Uno queda con la opción de elegir de que lado está: el pueblo y la clase política se inclinan a culpar al personaje principal . Pero luego de sentirme uno más del pueblo, observo la reacción y la decisión del doctor, que basándose en sus principios y siendo presionado para negar lo investigado decide seguir adelante y logra dejar en claro delante de la sociedad y la prensa, la corrupción de la clase politica y empresarios.
Aquí es donde veo la relación con El Ingenioso Don Quijote de la Mancha, no tanto por el contexto ni por los hechos en sí, sino por la actitud de ambos protagonistas principales en el realizar lo que ellos desean sin importarles la opinión pública. Mientras Quijote se enamoraba de sus libros y de su "propia" realidad, asimismo lo hacía el doctor con sus investigaciones sobre el agua y con el coraje y valentía de sacarlo a la luz sin detenerse ante un porvenir más que anunciado. Ambos personajes hicieron lo suyo, sea con fines más importantes o menos, ambos realizaron lo que sentían, pero sin importarles los murmullos o los gritos de todo el pueblo.
Pero de esta manera queda expuesto el pueblo a ser una pequeña representación de la ideología de la clase política. Aquí es donde encuentro lo más interesante de la obra de Ibsen. La actitud no del enemigo, sino del pueblo. Ese silencio parcial que hace el pueblo frente a lo ocurrido remite en muchas realidades actuales o a algunas del pasado. ¿Por qué no podría recordar años nefastos para la historia argentina en los que la toma del poder por militares provocaba silencios en el pueblo más que llamativos? Este pueblo se veía rodeado de silencios que, en este caso, no es de los inocentes sino de un pueblo que poco de inocente tiene y sabe lo sucedido, pero prefiere callar, la oscuridad, el agua tóxica.
Pero a la vez ese pueblo era Yo en la obra, yo sentado en mi butaca me sentía uno de ellos, me sentía un prisionero más del silencio político corrupto que, muy bien representado por Sergio Renán, logra que el público se identifique y haga que cuando termina la obra uno diga... ¿Entonces yo era ese pueblo silencioso? o quizas yo soy ese pueblo silencioso. Una historia de hace más de 120 años da el mismo resultado en una realidad mucho más cercana y presente .
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