jueves, 27 de noviembre de 2008

CADAVEREMBALSAMADOGRAFÍA

She/may be the beauty or the beast/may be the famine or the feast/may turn each day into heave or a hell
she/who always seems so happy ´n proud/who´s eyes can be so private and so proud/no one´s allowed to see them when they cry
She/may be the reason I survive/the why and where for I´m alive/the one I´ll care for through the rough and rainy years
the meaning of my life is/she, she, she

Elvis Costello


Había una vez una cenicienta que se llamaba Eva Duarte. Un día, se casó con el rey de un país grande grande llamado Argentina.

Eva Duarte se convirtió en Evita, y ahora llevaba una corona, después de ir a la peluquería, claro. Tenía los cabellos dorados y un aura angelical (fragmento omitido) que se expandía como si hubiese explotado una bomba nuclear.

La princesa era tan linda y tan buena que casi todo el mundo la adoraba (fragmento omitido). Las personas iban al castillo de Evita y le pedían cosas. Ella, siempre amable y alegre (fragmento omitido), les daba todo lo que querían (fragmento omitido). Un día a un señor se le murió la esposa y la princesa Evita le dijo que pase por su castillo, que lo iba a ayudar (fragmento omitido).

Como la princesa desbordaba bondad (fragmento omitido), un (fragmento omitido) día (fragmento omitido) Dios (fragmento omitido) decidió que la princesa (fragmento omitido) (fragmento omitido) (fragmento omitido) fuera al cielo (fragmento omitido) para cuidarnos (fragmento omitido) desde el (fragmento omitido) cielo. Pero todos la querían con ellos, como si fuese una Barbie Evita edición limitada.

Yo termino mi cuentito acá, pero la historia continúa en Santa Evita, de Tomas Eloy Martinez, quien no omite fragmentos, quien se mantiene lo más objetivo posible, quien tiene más personajes y no se limita a una sola reina, y quien nos cuenta un cuentito real, tan real que uno se pregunta si vive en una ficción.

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Armemos un rompecabezas. Si es del retrato de una santa, realmente rompe cabezas. Cuidado que no se pierda ninguna pieza porque se le pueden desprender del cuerpo al usuario del jueguito. Empecemos con el borde, y luego, encastremos las piezas que faltan.

Santa Evita es la historia de un cuerpo, es un rompecabezas que logra armarse porque existen piezas para encastrarle en el borde. Tenemos una Historia, una verdad absoluta, algo irrefutable si se la tiene clara y completa. Lástima que tengamos tantos fragmentos omitidos. Pero de ahi viene la ficción, de los fragmentos omitidos a rellenar, de las piezas para encastrar.
La novela es producto de la unión de testimonios y de la subjetividad de un autor que decide cómo armar el rompecabezas. A partir de esta recopilación de subjetividades, se logran postular puntos de vista completamente diferentes entre sí, lo que hace un relato lo más objetivo posible, porque ningún tema es objetivo desde que se elige tratarlo. Pero el autor supuestamente cuenta en la novela todo lo que descubre, y más. Si nos cuenta todo y no descarta nada, intenta ser objetivo pero lo que limita al discurso es la Historia.

Tomas Eloy es de carne y hueso. Los personajes de la novela están basados en carne-y-huesos. ¿A qué voy con esto? No sé. Pero la protagonista está hecha de relleno de almohadas. Ella es la ficción, ella quiebra la realidad, la historia, lo concreto, las carnes y los huesos. Y nosotros creamos a esa protagonista rellena, no solo el Doctor Pedro Ara. "El arte del embalsamador se parece al del biógrafo: los dos tratan de inmovilizar una vida o un cuerpo en la pose con la que debe recordarlos la eternidad" Ella es ficción porque giran a su alrededor muchas subjetividades que la forman. Todos los carne-y-huesos que la rodean o la rodearon son cadaverembalsamadográfos porque intentan de inmovilizar una vida o un cuerpo en la pose con la que debe recordarlos la eternidad. Lástima que haya tantas poses distintas en una misma foto, debe ser por eso que el rompecabezas no se puede armar.


Brenda Kreizerman

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